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viernes, 1 de diciembre de 2017

El último apache

"No me gusta la nostalgia: deja muy mal sabor de boca"
                                                                    Tony Luz

Recupero este blog por obligación moral, ojalá hubiera sido dentro de mucho tiempo...

Madrid,  1 de Diciembre de 2017


El pasado miércoles falleció Antonio Luz Payer, Tony para los amigos, aunque a decir verdad era Tony para todos, porque no recuerdo a nadie que no le tuviera cariño.


Mi relación con Tony fue muy cercana en las décadas de los 80 y 90. Vecino de la comunidad, Tony tuvo un hijo, Armando, que fue casi un hermano menor para mí. Hasta mis 15 años o los 11 de Armando, horas y horas en mi casa jugando partidos de chapas o en la piscina jugando al escondite, la liebre y, años más tarde, al mus. Recuerdo perfectamente bajar a la piscina y de camino pararme en su casa, esperar a que acabara de sonar una canción a la guitarra para no interrumpir, llamar al timbre justo al producirse el silencio, y oír el sonido de los pasos de Tony hasta abrir la puerta cuando Armando estaba en la habitación justo de enfrente: “Armando, tío, deja eso, es Charles Gus”… si, me llaman Carlos Gustavo, Carlos, Gustavo, CG… pero solo Tony me llamaba Charles Gus desde que a los 4 años me inscribieron en el Liceo Francés. Tony era ante todo un tipo genuino y auténtico, con esa calidez profunda y noble que surge de dentro, sin atajos, sin esquinas, sin segundas intenciones.

Entre mis recuerdos quedan esas noches en su casa, cuando Tony preparaba apresurado la cena antes de irse a tocar en algún club de rock o jazz de Madrid, y que Armando y yo nos ventilábamos rápido para seguir jugando o viendo la televisión en su salón hasta que fuera hora de irse a dormir, generalmente antes de que él hubiera regresado. Recuerdo la idiosincrasia de su salón, con guitarras por el suelo, alguna cerveza en una estantería, los libros de música y de diseño gráfico desordenados, la enorme imagen de Marilyn de estilo pop que abarcaba toda la pared de su cabecero de habitación y que cuando Tony no estaba siempre entraba a mirar porque me hipnotizaba (tanto que nunca me atreví a decírselo), las pilas de discos de vinilo en los que a veces buceaba y le preguntaba… En su casa descubrí a Elvis, Ritchie Valens, Gene Vincent, Buddy Holly y tantos otros cuyos nombres ahora no recuerdo y que solo los verdaderos amantes del rock conocen.

Porque ante todo, Tony era un rockero. Pero un rockero de verdad, de los que lo son a los 20, a los 40 y a los 60, de los que no se traicionan a sí mismos con el paso del tiempo, de los que se conocen y se aceptan como son. Quizás por eso, por ser pionero en una época difícil en España, por serlo de corazón y nunca desviarse, es considerado un referente nacional por muchos con los que coincidió y por los que le siguieron. Por eso ayer Loquillo, con quien colaboró, le recordaba con cariño en Twitter. No fue el único. Colaboró con muchos otros. Que me suenen Los Rebeldes, Krahe, Aute, etc., pero seguro que me dejo muchos. Además de rockero, Tony era también un gran amante de la música. Recuerdo que me sorprendió mucho un día entrar en su casa y oír a Bach. Yo por aquel entonces tendría 8 o 9 años y empezaba mis clases de solfeo y piano en el Conservatorio donde había visto muchos profesionales que clasificaban la música como recintos cerrados donde para entrar era preciso salir del anterior. Una especie de clasismo sectorial diferenciador que, también es cierto, con el paso de los años cada vez vi menos. Le pregunté cómo es que escuchaba a Bach y me enseñó su colección de música clásica… “Charles Gus los genios de la música lo fueron por algo, por encima de los estilos, las épocas, está la música, la buena música, si no te emocionas con Bach, nunca entenderás del todo a Elvis”.

Pero echemos una mirada atrás… A primeros de la década de los 50 nace en rock en USA mientras aquí se estrenaban películas como Bienvenido Mister Marshall o Marcelino Pan y Vino. A finales de los 50 en España imperaba la copla y empiezan a despuntar Joselito y Marisol gracias a la consolidación de la radio y la irrupción de la televisión. En ese entorno sociocultural de finales de década, un grupo de estudiantes de arquitectura en Madrid crea Los Tigres para versionar los temas que llegaban a cuentagotas desde América, donde por encima de todo brillaban Tony y Aute, ambos compositores, guitarrista y vocalista respectivamente. El grupo duró apenas un año pero esa experiencia no desanimó a Tony quien se sumó como guitarrista a Los Pekeniques, otro grupo surgido en idénticas circunstancias para versionar en español e inglés el rock de los 50-60. Como él, otros jóvenes hicieron lo propio atraídos por el viento fresco que soplaba desde Estados Unidos. Así el 18 de Noviembre de 1962 tocan en el Circo Price junto a Los Estudiantes, Los Tonys y Dick y Los Relámpagos, iniciando una revolución juvenil que marcó a toda una generación. El siguiente hito de los Pekeniques fue el hecho de ser el grupo telonero en el único concierto que dieron los Beatles en España (1965) y que fue, sin duda, mucho más que un concierto por todo lo que supuso. Esa noche, con un tremendo aguacero, las Ventas fue un símbolo de apertura y aire nuevo para muchos jóvenes que querían cerrar definitivamente la difícil década de los 50. Curiosamente, hasta un año después los Pekeniques no grabarían su primer disco. En esos años, Tony conoció a Karina -con quien llegó a casarse aunque finalmente el matrimonio no funcionó-, y a quien compuso entre otras canciones “el Baúl de los Recuerdos”, canción emblemática que logró ser Disco de Oro con más de un millón de copias vendidas y “En un mundo nuevo” canción que representó a España en 1971 en Eurovisión logrando el 2º puesto.

Después llegaron más grupos: Zapatón, Bulldog -referente de la movida madrileña-, El Purgatorio, La Brigada Senil y Perro Viejo, y finalmente Los Silverstones, en honor a la primera guitarra eléctrica que tuvo y que pudo importar a través de conocidos en la Base Norteamericana de Torrejón de Ardoz. Es solo un ejemplo, pero ilustra su compromiso personal con el rock.

Todo esto lo sé por lo que me ha contado Armando, por lo que he leído, o por lo que vi, pero nada de ello me lo contó él. Jamás me dijo que fue telonero de los Beatles, lo supe por un programa especial de aniversario del mítico concierto en Las Ventas en el cual le entrevistaron. Jamás me dijo que había compuesto una canción que quedó 2ª en Eurovisión, me lo dijo Armando…

Porque Tony no era músico por los demás, o por los aplausos, lo era él y por la música. En este sentido he tirado de hemeroteca para rescatar dos declaraciones que lo definen a la perfección: «Los Pekenikes no necesitamos homenajes, me quedo con lo que estoy haciendo ahora, no me gusta la nostalgia: deja muy mal sabor de boca» (de hecho este concepto es el tema central de la letra de el Baúl de los Recuerdos) y «Empecé estudiando Arquitectura y era el típico empollón que iba a curso por año. Pero desde que tuve esta Silverstone iba a asignatura por curso. Todos mis amigos de la carrera envidian mi libertad, y yo sus chalets y sus coches. No me arrepiento».

Tony falleció este miércoles a los 74 años y ayer, tras el responso en el tanatorio, sonó la mítica Be-Bop-A-Lula de Gene Vincent y se me arrancó una sonrisa recordando escuchar ese tema en su salón, aunque nada me emocionaba más que escucharle tocar el mítico Apache en directo en alguna sala de rock o jazz de Madrid.

Tony Luz, genio y figura, un rockero de los pocos que, salvo este miércoles, nunca mueren.

jueves, 13 de junio de 2013

"Andará Nicaragua su camino a la gloria, porque fue sangre sabia la que hizo su historia"
Canción urgente para Nicaragua (Silvio Rodríguez)

 
Rescato este blog desdibujado en Noviembre al volver de Nicaragua a El Salvador...
 
San Salvador,  23 de Noviembre de 2012


El 29 de Marzo de 1990 un entusiasta Silvio Rodríguez cantaba esta canción en Santiago de Chile: "Canción urgente para Nicaragua" y en el directo mencionaba sin cesar a El Salvador como referente histórico... Como ha cambiado el cuento.
 
Es una canción hermosa, que evoca vientos de libertad sandinistas, donde menciona a tres revolucionarios -dispares en su concepto por mucho que los asimile Silvio- como lo son Bolívar, de quien ya he hablado en un artículo y que creo que está totalmente mitificado en este continente por estricta necesidad de glorificar un pasado con ídolos de barro a los que seguir, Sandino y el Ché. Como dije son muy diferentes. Sandino no luchó por ni para el comunismo, sino contra las injusticias sociales y contra la invasión americana en su país, a quienes logró derrotar en 1933, y su filiación sería patrioticoliberal, con la connotación que entonces tenía liberal que no es la misma que ahora, sino más bien de una lucha social por la justicia y el respeto a los derechos de los trabajadores, que nada tiene que ver con el comunismo o con el socialismo que propugnan ni Daniel Ortega (Comandante Daniel Ortega por si a alguien se le olvida) ni sus ciegos/manidos seguidores. Quizás el más desconocido de todos sea el más autentico, como suele suceder... 

Anillo de fuego desde la carretera que une León con Managua.


 
Al final de su canción Silvio no para de entonar "Andará Nicaragua... con el Salvador" en alusión a su apoyo al FMLN (éste si era en su concepción un partido comunista que tomó el nombre de Farabundo Martí, comunista salvadoreño fusilado en 1932 tras organizar una revolución campesina en El Salvador) en la guerra que aún se libraba en este país entre guerrilleros y militares y que acabaría con 75,000 víctimas mortales, miles de heridos y mujeres violadas, asesinatos a sangre fría que conmocionaron al mundo como la masacre de los jesuitas de la UCA y unos "Acuerdos de Paz" firmados el 16 de Enero de 1992 en Méjico que no lograron las reformas sociales que se requerían, sino que fueron más bien reformas políticas y militares y un pacto de no agresión mediante borrón y cuenta nueva.

Estuve en Nicaragua hace unos meses y me encontré un país muy pobre, hasta comparado con El Salvador. En su favor tiene una mayor seguridad, en común tiene la calidad de su gente, en su contra tiene un Gobierno cuyo lema es "Nicaragua socialista, cristiana y solidaria", por si a alguien de da por pensar, para que piense "como nos interesa". Alterna consignas en favor de Ortega y Sandino para asimilar a uno con la imagen del otro (viejo truco usado en todas las manipulaciones de masas del culto a la imagen y que Stalin dominaba como nadie asociando su propia imagen a la de Lenin en detrimento de Trotsky). Sin embargo nada más lejos de la realidad...

 
Silvio volvio a cantar en Managua el 2/3/2008. Pese a las repetidas peticiones de una parte del público que pedía esta canción, él se negó. Al menos es ser consecuente. Yo no creo mucho en las revoluciones tipo "blitzkrieg", pocas han salido bien, pero en cualquier caso, el actual Gobierno es un fraude a su propio pueblo al que alude desvergonzadamente en los carteles. Nuevamente la izquierda usa el poder y la esperanza de los más necesitados para que unos pocos hipócritas vivan a cuerpo de rey... Managua era un espectro de ciudad, donde el terremoto de 1972 aún estaba presente, y donde hasta hace unos meses aún quedaban escombros. Donde hubo una ciudad referente de Centroamérica hay cientos y cientos de chabolas.
 
 
Es el drama de un país que discurre del "no quiero ver lo que sucede con Somoza" al "quiero creerme lo que me cuentan con Ortega", de la dictadura hereditaria a la dictadura oligárquica... Y tiro porque me toca.

Más allá de una realidad aplastante, Nicaragua es un país hermoso, donde la tierra grita y donde se rozan el fuego y el agua como los dedos en la capilla sixtina. Sus llanuras permiten divisar el anillo de fuego del pacífico de manera asombrosa, desde muchos puntos se aprecian claramente la hilera de volcanes activos y apagados que forman esa herida por la que cada cierto tiempo sangra la tierra... y tanto Managua como Granada se asientan sobre ella. Esa misma línea se prosigue por El Salvador (San Salvador también se asienta en ella) y a la que El Boquerón, en cuyas faldas he vivido, pertenece, pero de manera menos visual porque la orografía de El Salvador es muy accidentada así que no se aprecia esa fila de volcanes y por lo tanto no impresiona tanto. 
 
Desde lo alto del volcán Masaya, entre humareda sulfurosa y sonidos estridentes del cráter (al que con razón llaman la 7ª puerta del infierno), la sensación de estar cerca del inframundo es solemne... no se puede describir la sensación de puerta a lo desconocido que se experimenta al asomarse cuando en un momento afortunado el viento disipa la sempiterna cortina lechosa que sale.

No permiten una estancia de más de 5 minutos porque el contenido en azufre es tal que empiezas a toser y llorar como pudimos comprobar...
 
  
 
 
También es una tierra de lagos enormes, donde por encima de todo destaca el lago Nicaragua... en su orilla no se divisa el final y tiene oleaje y mareas, hasta llegó a tener tiburones de agua dulce que se adentraban por el Río San Juan y se adaptaron a estas aguas. Las vistas son impresionantes.
 
Managua lucha por encontrarse a si misma entre lo que fue y no volverá a ser. La majestuosidad de los años 20 quedó sepultada entre los terremotos de 1931 y 1972. Sin embargo ésta sigue presente en las hermosas Granada y León, ciudades enfrentadas por pensamiento y origen, y sin embargo ambas fundadas por el Capitán Español Francisco Hernández de Córdoba en 1524. Ambas luchan por ser la más antigua ciudad del continente y la diferencia de meses entre una y otra varía en función de a quien y donde pregunte el viajero, y mientras León -tierra cafetera- cercana al mar era más tradicional y estaba más aislada de Managua y las nuevas tendencias del mundo, Granada a pies del lago Nicaragua era más abierta y moderna. Ambas comparten construcciones religiosas que van del barroco al neoclásico y antiguas villas con eternos soportales castellanos de madera de estilo colonial y patios interiores donde los tejados de teja árabe contrapuesta recuerdan a la Castilla quijotesca. Quizás sea más hermosa Granada, por su arquitectura y por su estado de conservación, pero León bien merece una visita, aunque solo sea para dar un sentido homenaje a la tumba de Rubén Darío que yace en la catedral.
 

 

Pocas cosas más, que no son pocas para tres días... La vegetación es prima-hermana de la de El Salvador así que impresionante, la comida fue un placer, la carne en Nicaragua es mantequilla, quizás sea la mejor que jamás haya comido, junto con la de algún rodicio brasileño, y el pescado de lago Nicaragua era tan sabroso como horrible de aspecto... una maravilla. Por no hablar de la "ración" de langostas que me despaché a pie de playa tras visitar León, o el flor de caña que se saborea con la suavidad de algo que requiere un respeto, o un puro "nica" tras la cena charlando con los ayudantes del hotel en un tupido jardín.


Me faltaron días para saborear con más calma lo que hice y lo que me faltó por hacer, pero sin duda un viaje muy recomendable de comunión con la pachamama...


 

martes, 30 de abril de 2013

L’enfer c’est les autres (El infierno son los demás)
Jean-Paul Sartre (1944, Huis-clos)


Madrid, 30 de Abril de 2013

Leilah, in memoriam

Hace tiempo me encontré buceando por internet una conversación con Jean-Paul Sartre posterior a la redacción de Huis clos. Si hay una frase que ha pasado a la historia de Sartre es precisamente la de “L’enfer c’est les autres” (El infierno son los demás), y aquí Sartre muestra como se ha malinterpretado…


Théâtre du Vieux Colombier en París donde se estrenó
Huis-clos, en Mayo de 1944, en plena ocupación Nazi
En el fondo, los demás son como el espejo de la malvada bruja de Blancanieves, y nos muestran como somos aunque nos duela verlo. A veces, solo a veces, no lo soportamos, porque no nos soportamos… no deja de ser curioso que la gente a mi alrededor suele recriminar sin atenuantes a sus padres por aquellos “defectos” que ellos mismos poseen y ser más benevolente con los que no. Al fin y al cabo, somos indulgentes con aquellas cosas de las que estamos por encima, ¡como si estuviéramos por encima de algo! Y juzgamos a pesar de 2000 años de judeocristianismo que nos inculca no hacerlo, porque no sabemos no juzgar, porque no hacerlo implicaría tener derecho a no ser juzgado y una capacidad de aislarse del entorno que el ser humano no posee; y sin embargo creer que no lo somos es tan hipócrita que poca gente aspira a ello, y si alguien lo cree realmente se ha equivocado de especie. Hay personas que no juzgan, o mejor dicho que no suelen juzgar, las menos, y en este grupo tan selecto al cual no pertenezco nuevamente hay una doble estancia, una en la que están los que no juzgan por principio, porque realmente no sienten esa necesidad, y por lo tanto no dependen de nadie salvo de si mismos, afortunados ellos, aunque los menos, y otra en la que están los que no juzgan para no ser juzgados, los cuales son si cabe más hipócritas aún que los que lo hacen, puesto que éstos son los que más dependen de los demás, tanto, que prefieren no hacerlo con tal de no serlo, con un razonamiento tan simple como absurdo, y sin embargo tan frecuente. Yo no lo niego, juzgo, aun cuando sepa que no soy quien y por lo tanto en ocasiones, a lo que aspiro es solo a moderar o bordear el juicio, como el que ve un obstáculo y cambia de sendero…

En el fondo, es la aplicación de la Interpretación de Copenhague al acto de ser juzgado. La interpretación de Copenhague que incorpora el Principio de Incertidumbre de la mecánica cuántica concluye que la posición de un electrón varía de un estado A a un estado B por el hecho de haber sido observado (si bien no se puede saber si en caso de no haber sido observado).

Aplicado al ser humano sería concluir que uno efectúa juicios de valor condicionado por todos los juicios de valor que sobre uno se hacen, o no, dado que en este caso podría aplicarse el corolario de todos aquellos juicios de los que nuestro consciente o subconsciente es "víctima" sin que realmente existan, tanto por exceso como por defecto, por lo que al final el estado de libertad al que alude Sartre es pura utopía ya que todo el entorno afecta a cada individuo tanto para decidir juzgar en una dirección, como en otra, e incluso como para no hacerlo.

En la segunda parte Sartre desarrolla a mi entender la afirmación “uno no puede odiar sin odiarse antes a sí mismo”, porque el infierno parte y nace de nuestro interior, como el amor, el miedo, la seguridad, la inseguridad, etc., como todos los sentimientos primarios e incluso secundarios que permanentemente exportamos bajo el efecto de Acción-Reacción.
 
                        Representación de 1944 en París


De ahí que seamos incapaces de romper ese círculo vicioso en el que entramos tantas veces y del que solemos culpar a los demás, a la vida o al destino, cuando solo deberíamos mirar a nuestro interior, aunque hacerlo suponga acabar como en la imagen de la representación de la obra que adjunto.

Huis-clos es quizás la más famosa obra del existencialismo, corriente que se desarrolló durante la segunda guerra mundial en una Europa donde el "horror" alcanza su cénit muy por encima de lo que hasta entonces se podía imaginar. Siempre que pienso en el horror de la guerra me viene a la mente la imagen del Coronel Kurtz (Marlon Brando) quien en Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979) describe el horror en estado puro, con una interpretación que es tan breve como magistral; su rostro inanimado, desprovisto de cualquier posible recuerdo de humanidad, solo refleja el Horror con mayúscula... "He visto horrores, horrores que usted ha visto, pero no tiene derecho a llamarme asesino, tiene derecho a matarme, tiene derecho a hacerlo, pero no tiene ningún derecho a juzgarme, no creo que existan palabras para describir todo lo que significa a aquellos que no saben que es el Horror, el Horror...". Nuevamente la libertad y el derecho a no ser juzgado echa raices en el interior, hasta de una mente tan enferma y alienada como la del Coronel. Por momentos logra algo que puede parecer imposible, y es que comprendamos e incluso justifiquemos sus acciones porque sabemos que una vez visto ese Horror los valores en los que nos movemos dejan de tener sentido, las reglas del juego cambian, dejamos de ser personas, y nos convertimos en bestias apocalípticas.

Aunque tengo al existencialismo de Sartre en segundo plano detrás del de Camus e incluso el existencialismo incipiente de Unamuno, y cuyas obras L'Étranger (1942) o San Manuel Bueno, Mártir (1931) han sido mayores referentes para mi que esta obra de Sartre, no deja por ello de ser una obra cumbre de la literatura universal del siglo XX. Sartre refleja con acierto como nos enfrentamos permanentemente a nuestros actos o a nuestras ausencias de actos, y juzgamos y nos juzgan por ambos, queramos o no, lo cual degenera en un juicio propio de nuestras acciones u omisiones que es el verdadero infierno al que estamos abocados. El tiempo, que ya ha pasado, que ya no permite la redención, es el que irriga el sentimiento de culpa de vuelta al inicio, cuando ya parecía que por fin se llegaba al final, pero es una salida en falso, sin solución, salvo la de continuidad, y tan solo permite repetir los mismos pasos dados una y otra vez sin la menor variación, porque como sentencia Charles Baudelaire en su el poema L'Horloge (Les fleurs du mal, Spleen et Idéal): "Il est trop tard" (Es demasiado tarde).

Todo ello queda plasmado en esta obra teatral donde los personajes no solo juzgan sino que se juzgan a si mismos, todo ello bajo la atenta mirada de un público que no deja de juzgar a su vez, y a medida que los juicios se incrementan, el espejo nos muestra más nítidamente como a quienes juzgamos es a nosotros mismos, porque al final, lo que condena a cada uno de los personajes son sus actos, y no los juicios ajenos. Aquí entra de lleno un corolario del existencialismo de Sartre y es el matiz entre "el yo" y "los demás". Mientras que "el yo" atañe a un ser humano provisto de conciencia, libre de tomar o no tomar las decisiones que marcarán su propio camino (que no destino), y que por lo tanto enfoca todo desde un único punto, "los demás", que en francés alcanza un nivel superior dado que se requiere de un único vocablo, "autrui", es una entelequia que carece de conciencia definida, es una miscelánea donde todo cabe, una atalaya desde la que mirar, analizar y juzgar "el yo" como un objeto inanimado más, sin mayor humanidad que la que por casuística pueda producirse, que juzga sin conocer, que pinta sin ver y que habla sin escuchar, y donde por encima de todo impera la ausencia de control por parte "del yo" respecto a lo que "autrui" haga, por lo que es mucho más probable que "autrui" condicione "al yo" que al revés. Así se alcanza la segunda máxima de Sartre que es "L'éxistance précède l'essence" (La existencia precede a la esencia) y que también queda reflejada en la obra. En efecto Sartre niega el principio filosófico tradicional por el cual la naturaleza humana precede a la condición humana en las acciones, que establece por tanto que el ser humano actúa como actúa por su naturaleza humana ajena a él, es decir, por todo el legado genético heredado que le señala con el dedo la decisión a tomar. Sartre afirma lo contrario, es decir, que precisamente por su condición humana, cada persona toma las decisiones en plena libertad y que su condición humana solo interviene en una segunda derivada de la acción primigenia tomada o rehusada en plena libertad. Es en si misma una doctrina atea que reniega de la presencia de Dios en ningún acto y que otorga al ser humano toda la responsabilidad de sus acciones, lo cual es coherente con este infierno en el cual se rememoran todos nuestras acciones u omisiones dado que somos los únicos responsables de las mismas. 

Y sin embargo, en mi opinión más personal, Sartre da una salida del mismo modo que lo da la religión, a todos aquellos que como el Coronel Krutz viven en ese infierno en vida, la muerte, dado que al no creer en Dios la muerte es la absolución a los pecados cometidos, la paz anhelada, aunque sea "le néant" (la nada).

Cierro el artículo con la transcripción del análisis de Sartre tal cual lo he encontrado: Extrait audio et texte de Jean-Paul Sartre, Huis clos, Groupe Frémeaux Colombini SAS © 2010 (La Librairie Sonore en accord avec Moshé Naïm Emen © 1964 et Gallimard © 2004, ancien exploitant).




[...] J'ai voulu dire «l'enfer c'est les autres», mais «l'enfer c'est les autres» a été toujours mal compris. On a cru que je voulais dire par là que nos rapports avec les autres étaient toujours empoisonnés, que c'était toujours des rapports infernaux. Or, c'est tout autre chose que je veux dire. Je veux dire que si les rapports avec autrui sont tordus, viciés, alors l'autre ne peut être que l'enfer. Pourquoi? Parce que les autres sont, au fond, ce qu'il y a de plus important en nous-mêmes, pour notre propre connaissance de nous-mêmes. Quand nous pensons sur nous, quand nous essayons de nous connaître, au fond nous usons des connaissances que les autres ont déjà sur nous, nous nous jugeons avec les moyens que les autres ont, nous ont donné, de nous juger. Quoi que je dise sur moi, toujours le jugement d'autrui entre dedans. Quoi que je sente de moi, le jugement d'autrui entre dedans. Ce qui veut dire que, si mes rapports sont mauvais, je me mets dans la totale dépendance d'autrui et alors, en effet, je suis en enfer. Et il existe une quantité de gens dans le monde qui sont en enfer parce qu'ils dépendent trop du jugement d'autrui. Mais cela ne veut nullement dire qu'on ne puisse avoir d'autres rapports avec les autres, ça marque simplement l'importance capitale de tous les autres pour chacun de nous.
 
Deuxième chose que je voudrais dire, c'est que ces gens ne sont pas semblables à nous. Les trois personnes que vous entendrez dans Huis clos ne nous ressemblent pas en ceci que nous sommes tous vivants et qu'ils sont morts. Bien entendu, ici, «morts» symbolise quelque chose. Ce que j'ai voulu indiquer, c'est précisément que beaucoup de gens sont encroûtés dans une série d'habitudes, de coutumes, qu'ils ont sur eux des jugements dont ils souffrent mais qu'ils ne cherchent même pas à changer. Et que ces gens-là sont comme morts, en ce sens qu'ils ne peuvent pas briser le cadre de leurs soucis, de leurs préoccupations et de leurs coutumes et qu'ils restent ainsi victimes souvent des jugements que l'on a portés sur eux. 
 
À partir de là, il est bien évident qu'ils sont lâches ou méchants. Par exemple, s'ils ont commencé à être lâches, rien ne vient changer le fait qu'ils étaient lâches. C'est pour cela qu'ils sont morts, c'est pour cela, c'est une manière de dire que c'est une «mort vivante» que d'être entouré par le souci perpétuel de jugements et d'actions que l'on ne veut pas changer. 
 
De sorte que, en vérité, comme nous sommes vivants, j'ai voulu montrer, par l'absurde, l'importance, chez nous, de la liberté, c'est-à-dire l'importance de changer les actes par d'autres actes. Quel que soit le cercle d'enfer dans lequel nous vivons, je pense que nous sommes libres de le briser. Et si les gens ne le brisent pas, c'est encore librement qu'ils y restent. De sorte qu'ils se mettent librement en enfer. 
 
Vous voyez donc que «rapport avec les autres», «encroûtement» et «liberté», liberté comme l'autre face à peine suggérée, ce sont les trois thèmes de la pièce. Je voudrais qu'on se le rappelle quand vous entendrez dire... «L'enfer c'est les autres».
 

 
[…] He querido decir "el infierno son los demás", sin embargo "el infierno son los demás" siempre se ha malentendido. Se ha creído que yo quería decir con eso que nuestras relaciones con los demás estaban siempre envenenadas, que siempre eran relaciones infernales. Y sin embargo yo quiero decir otra cosa. Quiero decir que si las relaciones con los demás son retorcidas, viciadas, entonces el otro sólo puede ser el infierno. ¿Por qué? Debido a que los otros son, en el fondo, lo que hay de mayor importancia en nosotros mismos, para nuestro propio conocimiento de nosotros mismos. Cuando pensamos en nosotros mismos, cuando tratamos de conocernos, en el fondo usamos el conocimiento que los demás ya tienen de nosotros, nos juzgamos con los medios que los demás tienen, nos han dado, para juzgarnos. Diga lo que diga de mí, siempre conlleva implícito el juicio ajeno. Sienta lo que sienta de mí, conlleva implícito el juicio ajeno. Esto significa que si mis relaciones son malas, me someto a la total dependencia de los demás y entonces, en efecto, estoy en el infierno. Y hay un número de personas en el mundo que están en el infierno porque dependen demasiado del juicio de los demás. Pero eso no significa que no se puedan tener otras relaciones con los demás, simplemente marca la importancia capital de todos los demás para cada uno de nosotros. 
 
Segunda cosa que quería decir, es que esas personas no se asemejan a nosotros. Las tres personas que escucharéis en Huis clos no se parecen en que nosotros estemos todos vivos y ellos muertos. Evidentemente, aquí, “muertos” simboliza algo. Lo que he querido indicar es que precisamente mucha gente viven encorsetados en una serie de hábitos, de costumbres, que soportan juicios sobre ellos que les hacen sufrir pero que ni siquiera intentar cambiar. Y que esa gente está como muerta, en el sentido expreso de que no pueden romper el contexto de sus preocupaciones y sus costumbres, y que permanecen víctimas de los juicios que se han hecho sobre ellos. 
 
A partir de ahí, es muy evidente que son cobardes o malvados. Por ejemplo, si han empezado a ser cobardes, nada va a cambiar el hecho de que fueran cobardes. Por eso han muerto precisamente, es por eso, es una manera de decir que es una “muerte viva” estar rodeado por la preocupación perpetua de juicios y acciones que no se quieren cambiar. 
 
De manera que, en la realidad, como estamos vivos, he querido mostrar, por reducción al absurdo, la importancia, en nosotros mismos, de la libertad, es decir, la importancia de cambiar los actos por otros actos. Sea cual sea el círculo de infierno en el que vivamos, pienso que somos libres de romperlo. Y si la gente no lo rompe, vuelve a ser una decisión libre el hecho quedarse. De tal manera que entran libremente al infierno. 
 
Veis por lo tanto que “relación con los demás”, “encorsetamiento” y “libertad”, libertad como la otra cara a penas sugerido, son los tres temas de la obra. Quisiera que se recuerde cuando escuche decir “el infierno son los demás”.
 
 
 
 
 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Il ne faut pas m’en vouloir, il y a des moments où je n’ai aucune envie d’être heureuse. (No se me debe culpar, hay momentos en los que no tengo ninguna gana de ser feliz).
Clair de Femme (1979, Dir. Costa Gavras)

Volando a San Salvador, 9 de Diciembre de 2012

El director griego Costa Gavras, de quien tengo pendiente hacer uno de mis ciclos porque lo merece, recupera en Clair de Femme (1979) la química del dúo Montand-Schneider que antaño explotara Claude Sautet para adaptar la novela homónima de Romain Gary. 


Constantinos Gavras

Es una de esas películas que analiza la soledad del ser humano ante un duelo y de la desesperanza ante la pérdida de un ser querido, la soledad de ella que ha perdido unos meses antes a su hijo en un accidente de tráfico y que se nutre de los recuerdos para dar un sentido a la vida, porque mientras ella lo recuerde, los que han muerto no habrán aún desaparecido, y la soledad de él que huye de su renuncia a su mujer tan solo unas horas antes, de la amputación de si mismo porque no se explica sin ella ya que ella leera dependiente y del miedo oculto a que quizás pueda incluso superarlo, en una vida que lo encorseta, que lo asfixia, que le deja solo una salida, la de buscar a su mujer en la primera extraña que se encuentre. 


Sin ser tan extremadamente “touchante” como lo pretende el director, y sin tener esa magia de otras películas que he descrito, tienen momentos muy sinceros y otros de una crudeza demoledora, siempre acompañados por el placer que supone observar a estos dos actores con un grado de madurez personal e interpretativa que en este caso da mucho encaje a la película; además está rodada en París, que si puede valer una misa, también puede valer ver esta película. 

No conozco demasiado a Costa Gavras, pero tiene esta películas aspiraciones de ser algo más… para mi gusto se queda corto de profundidad precisamente porque se pasa, de eso y de francesa, pero tiene frases y reflexiones que me han encantado porque hay que reconocerlo, son muy buenas, y que quiero compartir ahora que mis pies sobrevuelan el atlántico rumbo a Centroamérica.


La felicidad en pasado

Hay un momento en el que él entra en su casa por primera vez y la pregunta:

Momento en el que chocan y se produce el encuentro.
Este hecho se retoma en el apartado de La Fuga

YM: - Vous n’avez pas de chien? Non, non, rassurez vous, ce n’est pas une candidature. (No tiene perro? No, no, tranquila, no es una proposición.)

RS: - Heureusement, je ne saurais pas où vous mettre, vous prendriez trop de place. (Afortunadamente, no sabría donde ponerlo, ocuparía demasiado sitio).Ella lo dice con una amplia sonrisa, con esa franqueza que caracteriza a la actriz austriaca, y entonces él la contesta:

YM: - Quand vous souriez, on voit que vous avez été longtemps heureuse. (Cuando sonríe se ve que ha sido feliz durante mucho tiempo)


Esta reflexión es maravillosa; supongo que pocos hombres han podido observar eso en la sonrisa de una mujer, pero los que hemos podido siempre hemos quedado atrapados por esa imagen tan natural, tan desnuda, del ser humano que guarda en cautiverio secretos como este. La tragicomedia surge porque para ser capaz de observarlo se ha de haber subido y caído del cielo, solo alguien que ha sido feliz en pasado es capaz de reconocer a uno de sus semejantes, de ahí que el personaje de Montand reconozca en esa sonrisa todo lo que hay detrás. La frase y el momento que capta la cámara son de lo mejor de la película, con la mirada perdida posterior de ella al recordar que si, que en efecto lo fue, y la rotundidad de la sentencia que supone saber que ese tiempo nunca podrá volver.


El pecado original

La película es un constante pulso entre la lucidez del presente y la idealización del pasado, donde cada uno lucha con sus circunstancias frente a si mismo y esa expulsión del paraíso fruto de su particular pecado que lo atormenta. Llega un momento en el que ella le dice una frase tan demoledora que no creo que pueda ni comentarla, quien no la haya afrontado en esta vida o es un privilegiado -de éstos hay pocos- o es un conformista ignorante adicto al “ojos que no ven…” aunque morirá bien negándolo bien desconociéndolo, y a partir de esta frase por primera vez se impone la soledad de ella frente a la de él:

La película tiene dos apariciones fugaces de actores que
con el tiempo darán mucho que hablar... aquí se ve a un
reconocible Roberto Benigni haciendo de Barman italiano
y en otra escena apenas si se reconoce a Jean Reno que
interpreta a un policía. Por cierto, el nombre verdadero de
Jean Reno es Juan Moreno quien tiene ascendencia española.


RS: - J’aime un homme que je n’aime plus. J’essaie donc de l’aimer encore plus fort. Je vais vous faire voir ça de plus près. (Amo a un hombre que ya no amo. Así que intento amarlo más fuerte. Le voy a enseñar esto desde más cerca)

YM: - Je n’en demande pas tant. (No pido tanto)

RS: - Ça m’est égal ce que vous demandez ou ne demandez pas, il s’agit de moi maintenant. La fin du monde n’est pas seulement chez vous. Je vais vous présenter à mon mari. (Me da igual lo que pida o no pida, se trata de mi ahora. El fin del mundo no es solamente en usted. Le voy a presentar a mi marido)

YM: - Je n’ai aucune envie d’entrer dans ces détails. (No tengo gana alguna de entrar en esos detalles)

RS: - Ça va ami. Je vais vous montrer comment c’est chez les autres. Vous vous sentirez moins unique. (Tranquilo amigo, le voy a mostrar como es en casa ajena. Se sentirá menos único)

¿Porqué será tan difícil asumir que no somos tan especiales para nadie como para nosotros mismos? ¿Será por ese miedo a desaparecer, por el miedo a la muerte, que necesitamos creérnoslo?


La unicidad de la entrega

Es la entrega pregunta… como dijo alguien hace mucho tiempo a un amigo de la escuela… « Si hace poco decías que Xxxx era la mujer de tu vida, esta mujer quien es? ». El amor eterno y permanente es algo que todos o casi todos deseamos, encontrar un alma gemela que nos llene y que nos guie en el puente de la vida, y entonces surge la duda, porque si somos capaces de creernos un país, una nación, un equipo, una raza, una religión, y hasta una marca de pantalones, ¿porqué no creernos que hemos encontrado al alma gemela y autoconvencernos de ello? Como asumir que aquella a quien nos hemos dado es especial en parte precisamente por eso, que una unión no es ni más ni menos que un cruce de caminos en el que nos subimos al mismo coche y en otro en el que nos bajamos, sin destinos, que lo que elegimos tan pronto como lo cogemos lo soltamos, y que muchas veces es más un asunto de cabezonería, de egoísmo, de intereses comunes y de búsqueda de la eternidad que de otra cosa.

La fiesta de cumpleaños del marido de ella es totalmente surrrealista,
especialmente por la madre, un guiño evidente a Buñuel
RS: - Ça veut dire qu’il n’y aura jamais personne d’autre. Ça sera toujours elle. […] Vous lui avez tout donné Michel, il ne reste rien pour une autre. […] Je ne partirai pas aussi loin avec toi Michel. Il y a chez toi une telle ferveur d’aimer une femme, c’est trop bon, pars seul, je t’attendrai et on verra, pour l’instant tu n’es pas toi, tu es elle. (Eso quiere decir que no habrá nunca nadie más. Siempre será ella. […] Le has dado todo Michel, no queda nada para ninguna otra. […] No partiré contigo Michel. Hay en ti un fervor de amar a una mujer, es demasiado bueno, parte solo, te esperaré y veremos, por ahora tú no eres tú, eres ella).

YM: - Tu fais des contes, Lydia. Je te propose une aventure où seule la prudence risque de nous perdre (Te inventas cuentos –o también se puede traducir como “echas cuentas”-, Lydia, te propongo una aventura en la que solo la prudencia nos puede perder).


El problema es que los intereses muchas veces carecen de unicidad. Por ejemplo en la película hay un momento que ella le dice lo siguiente:

RS: - Le rôle de la femme consiste selon vous d’aider l’homme à survivre; je n’ai pas la vocation. (El papel de la mujer consiste según usted en ayudar al hombre a sobrevivir; yo no tengo esa vocación)
YM: - Pourtant vous êtes là. (Y sin embargo está aquí)

Si, se está, porque siempre hay uno que quiere más que el otro, siempre hay uno que quiere más y uno que se deja querer más. Yo muchas veces he pensado qué rol tomaba pero nunca lo he sabido observar, porque desde dentro y en presente es casi imposible saberlo, y muchas veces el tiempo te desvela secretos y te pone en un sitio que no te esperabas demostrándote que cualquier conjetura hoy puede valer muy poco mañana.


La fuga

El concepto de fuga también es muy recurrente en la película. Aquí no hay conejo, son dos Alicias que buscando su camino miraban a otro lado y al avanzar se chocan, caen al suelo, y se ayudan como pueden a levantarse, pero que una vez de pie no saben muy bien qué hacer, de ahí que él quiera avanzar sin pensar a donde y ella quiera primero pensar a donde para luego avanzar, y nuevamente llegan al mismo punto de partida, vuelven a estar solos aunque acompañados.

En casa de su marido, Romy Schneider es capaz de
mostrar la lucha interna que conforma el leikmotiv de su día a día





RS: - Je me demande si je ne prolonge pas pour faire du souvenir une raison de vivre. Autrement je ne saurais pas ce que je ferais là. Des témoins ont vu mon mari perdre le contrôle de sa voiture. (Me pregunto si no prolongo para hacer del recuerdo una razón de vivir. De otro modo no sabría lo que hago aquí. Unos testigos han visto a mi marido perder el control de su coche).
YM: - Il y roulait vite? (¿Conducía deprisa?).
RS: - Non, il avait même mis la petite sur le siège arrière. Peut-être était–ce déjà fini avant, lui et moi, et qu’il me faut cette excuse pour lui en vouloir. (No, incluso había puesto a la pequeña en el asiento trasero. Quizás estaba ya se había acabado todo antes, entre el y yo, y que me hace falta esta excusa para culparlo).
YM: - Dans ces cas là il faut partir loin. (En casos así hay que partir lejos).
RS: - Caracas?
YM: - Caracas…
RS: - C’est vraiment trop loin et, comme vous disiez tout à l’heure au café, il faudrait revenir. (Realmente es muy lejos y, como decías hace un rato durante el café, habría que volver).


Es verdad. El problema no es la fuga, el problema es el regreso. Lo peor nunca fue la reina de corazones, es el despertar, pero eso solo lo sabrá Alicia cuando esa primera noche apague las luces de su cuarto y se meta en la cama, sola con sus recuerdos.


Corolario

Montand en la película cita un verso -sin decir de quien- que resume magistralmente toda la esencia de la película y quizás toda la esencia de esta existencia que llevamos, con él me despido, no se puede decir nada más ni mejor:


“Un seul être vous manque et tout est dépeuplé”
L’Isolement, Alphonse de Lamartine

(“Un solo ser te falta y todo está despoblado“; El Aislamiento)

Romy Schneider


miércoles, 21 de noviembre de 2012

"It's 30 minutes away… I'll be there in 10" (Eso está a 30 minutos de aquí... llego en 10 minutos)
Pulp Fiction, 1994, Dir. Quentin Tarantino

San Salvador, 21 de Noviembre de 2012

Hoy he querido iniciar el artículo con una mención a esta obra del amigo Quentin Tarantino por el diálogo gastronómico que nos deja, por motivos que al llegar al final, se comprenderán... ¿Se nota que he salido tarde de currar, no he cenado y tengo hambre?

Cartel de Pulp Fiction
- Alright, well you can walk into a movie theater and buy a beer. And, I don't mean just like a paper cup, I'm talking about a glass of beer. And, in Paris, you can buy a beer in McDonald's. You know what they call a Quarter Pounder with Cheese in Paris?
- They don't call it a Quarter Pounder with Cheese?
- No, man, they got the metric system, they don't know what the fuck a Quarter Pounder is.
- What do they call it?
- They call it a “Royal with Cheese”.
- Royal with Cheese?
- That's right.
- What do they call a Big Mac?
- Big Mac's a Big Mac, but they call it “Le Big Mac”.
- “Le Big Mac”. What do they call a Whopper?
- I don't know. I didn't go into Burger King.


Y si hablamos de restauración y cine, el maestro es sin duda Claude Sautet, cuyo fin de ciclo me dejó un poco frío por instantes. La última etapa (1980-1995) tiene algún apunte interesante pero no aporta nada que no se haya visto ya en la década de los 70, son películas que se dejan ver (hay dos que ni eso), en la que cada una tiene un cierto encanto, pero en la que no alcanza ni la genialidad, ni la frescura, ni el brillo de las películas anteriores. 


Entrañable escena de Garçon! donde celebran una cena el personal del restaurante porque uno de ellos lo deja. Es sin duda el momento más natural de la película. Nuevamente Sautet retrata a la perfección le quotidien d'une brasserie sin tópicos; ni excesos, ni defectos.



Yves Montand y Jacques Villeret están geniales en Garçon!
La década de los 80 cuenta con tres películas. En Un mauvais fils (1980) me quedo con las reflexiones sobre hasta qué punto se le puede pedir a un hijo que sea responsable si uno mismo no lo es y la hipocresía de la sociedad con los que se ubican en los bordes de la misma, tratada sin complejos pero sin el exceso de "progresía" barata que tanto abunda en España. Garçon! (1984) es un tributo a lo que mejor hace Sautet, filmar en brasseries (cafeterías / restaurantes) ya que todo gira en torno a la vida y relaciones de un grupo de camareros/cocineros de una brasserie parisienne, sumado al placer de ver interpretar a Yves Montand y Jacques Villeret. Quelques jours avec moi (1988) es una película con un guión banal que cuenta una historia sin pies ni cabeza que no interesa a nadie, con una actriz que está muy sobrevalorada como es Sandrine Bonnaire (¿Qué le habrán visto a esta chica para que la den tantos y tan variados papeles?) y un Daniel Auteuil que hace lo que puede con el papel que se le da (me quedo en esta película con el papel y la actuación secundaria de Jean-Pierre Marielle, muy entrañable y de menos a más).



Emmanuelle Béart con esa mirada que la caracteriza
La década de los 90 cuenta con dos películas. Un coeur en hiver (1992) es la que más me ha gustado desde el Sautet reflexivo de los '70 aunque es fácil porque siempre es un placer disfrutar de la mirada de Emmanuelle Béart, El binomio antagónico Auteuil-Dussollier es creíble (le supuso el Cesar a mejor actor secundario a Dussollier), y el entorno musical con las sonatas de Ravel para violín acompaña a la perfección el peculiar ritual de seducción de un constructor de violines y una violinista (notable actuación de Béart en las escenas de interpretación musical que son muchas y no se recurre al tópico de primer plano y una doble). Es una película de director, donde el sello de Sautet queda patente (le supuso el Cesar a la mejor dirección) y es sin duda la más representativa de la era post schneider-piccoli. Y finalmente Nelly et monsieur Arnaud (1995) que es un petardo de film, los diálogos no aportan nada y son previsibles, la dirección tampoco aunque le dieran el Cesar al director, la actuación del actor principal es banal por mucho que los franceses en sus foros lo alaben y que también le dieran el Cesar (entiendo que en la moda progre que caracteriza al cine francés y español desde los 80, el argumento "mola" aunque sea más simple que pelar un plátano), el guión presenta incoherencias (¿Ella acepta sin más, sin dilemas morales, sin una charla con su pareja de la que está hastiada, un dineral de un tipo al que no conoce y que la mira con cara de viejo verde? Será que me falta sutileza... Camille, el personaje de Un coeur en hiver, tarda un tiempo en abrirse a un extraño que la intriga, se observa la lucha interior que la atenaza incluso cuando interpreta sus obras... pero aquí no hay nada de eso, es absurdo), y lo único que podría salvar la película, la existencia de química entre Nelly y Arnaud, ni se ve ni se espera... (después de ver la química entre Alicia-Phillip Winter en Alicia en las ciudades  de Wim Wenders, 1974, esta relación Nelly-Arnaud es patética). Nada, la realidad es que es una pérdida de tiempo, a pesar de sus premios, supongo que sucedió lo que siempre pasa, no se lo dieron en su día por las excelentes películas de los 70 y querían remendar la plana lo cual cuadra perfectamente con los Cesar, los Goya, los Oscar y todas esas convenciones de soplagaitas progres al servicios de la industria y la hipocresía. 


Uno de los sábados de octubre estuve cenando pupusas en Planes de Renderos, allí donde las pupusas de maíz típicas de El Salvador ameritan la fama que las precede. Planes, que se sitúa en lo alto de una loma volcánica al sureste de San Salvador, apenas si requiere 15 minutos de desplazamiento desde mi casa situada en la ladera del volcán que domina la ciudad, el Boquerón, en una noche de sábado, aunque lo de noche es literal, porque acudimos sobre las 7 a cenar. Las pupusas, a 60 o 70 centavos de dólar la unidad, son unas tortas de maíz rellenas. La más típica es la pupusa revuelta, rellena de chicharrón con frijol y queso, si bien hay de diversos tipos, desde queso con loroco a queso con ayote, o de frijol con chicharrón, y luego otras más “modernas” que omiten el queso o el frijol.


Mia (Uma Thurman) a Vincent Vega (John Travolta):
"Now I wanna dance, I wanna win, I want that trophy,, so dance good"
(Ahora quiero bailar, quiero ganar, quiero ese trofeo, así que baila bien)

La tortilla de maíz, esqueleto de la pupusa, es junto con el frijol la base alimenticia de un país que evita el hambre gracias a estos dos alimentos tan baratos como caloríficos, hidratos de carbono puros. Hoy en día hacen pupusas de arroz también, pero me quedo con las originales. El sitio al que fuimos era un lugar con mucho encanto, con una terraza desde la cual se dispone de una vista de San Salvador. Lástima que la noche y la neblina que se empezó a formar impidieran disponer de la vista en toda su extensión. De hecho, al llegar a casa, sobre las 9, empezó a tronar el cielo y unos relámpagos anunciaron lo que a la postre fue una enorme tormenta que a la mañana siguiente todavía daba muestras de su otrora fuerza en forma de riachuelos correteando por las calles.


Pupusas y otros alimentos típicos de El Salvador
como los frijoles, el platanito frito o el queso fresco
Las pupusas se han convertido en un plato extraordinariamente popular en toda Centroamérica y recientemente en los EEUU, donde los numerosos emigrantes salvadoreños, especialmente durante la guerra de los 80, fueron (y siguen yendo) en busca de fortuna. La verdad es que las había comido ricas, pero las de ese sábado fueron una delicia. Antes he omitido decir que siempre las sirven con un “curtido” (aparte) que es una ensalada de col generalmente con cebolla y zanahoria ralladas, todo ello macerado con un poco de chile que puede ser verde, o rojo, mucho más pequeño pero aún más picante; aunque el curtido no pica demasiado, o mejor dicho, depende de la cantidad de curtido que te eches, así pica. También dan una salsa de tomate deliciosa y que las deja más jugosas. Como se puede ver en la foto, ¡dan ganas de hincarlas el diente!


Pero volvamos a la película que da título al blog. El final de la siguiente escena de Pulp Fiction es espectacular, primero por lo que dicen "Pumpkin" (Tim Roth), cuyo apodo  significa "calabaza" en clara referencia al color de su pelo, y "Honey Bunny" (Amanda Plummer) que es el nombre de la novia de Bugs Bunny lo cual no deja de ser irónico.

Tim Roth y Amanda Plummer en PulpFiction
- Pumpkin: Everybody be cool this is a robbery! (Tranquilo todo el mundo, esto es un atraco)


- Honey Bunny: Any of you funckin' pricks move and i'll execute every motherfucking last one of you! (Que un solo jodido capullo se mueva, y me cargaré hasta el último bastardo de vosotros)

Y entonces entra el solo de guitarra de Dick Dale en Misirlou, con los gritos al aire dando entrada a la batería... y que por si sola transmite todo lo que acontecerá en la escena y en la vida de los personajes que allí se citan y de los cuales el director nos ha hecho un puzzle de mil piezas que nos da desordenadas para que nosotros las recompongamos, Tarantino que es un maestro en dotar de contenido a las canciones de sus películas, logra en una canción instrumentar relatarnos -como diría Vincent Vega- todo cuanto sucederá "en ese jodido instante en la cafetería"... 

John Travolta le debe mucho a este papel que fue una arriesgada apuesta del propio Tarantino, quien lo resucitó tras años en el ostracismo, años de pocos y pobres papeles...  además de romper la imagen de joven rebelde de películas quinceañeras tipo Saturday Night Fever (John Badham, 1977, Fiebre el Sábado Noche) o Grease (1978, Randal Kleiser) o comedias descafeinadas como el remake americano Look who's talking (Mira quien habla, 1989, Amy Heckerling) de la exitosa y enternecedora Trois hommes et un couffin (Coline Serreau, 1985, Tres hombres y un biberón), alternados con largos periodos de inactividad; Tarantino nos presenta un Travolta con una imagen renovada de si mismo, con una madurez personal e interpretativa... después vendrían papeles por doquier, éxitos de taquilla y maravillosas actuaciones como el eterno buscador de redención en A Love Song for Bobby Long (Shanee Gabel, 2004, Una canción del pasado).

Quizás el momento más estremecedor de la película sea cuando Travolta y Samuel L. Jackson desatan la "ira de Dios" asumiendo el brazo vengador tras la libre versión de las palabras de Ezequiel 25-17 que todos sabemos de memoria porque Jackson las recita y recita en la película, pero me puse a buscar lo que dice Ezequiel 25-17, que dice más o menos así: "Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira, y sabrán que yo soy Yavéh cuando haga mi venganza en ellos".