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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Il ne faut pas m’en vouloir, il y a des moments où je n’ai aucune envie d’être heureuse. (No se me debe culpar, hay momentos en los que no tengo ninguna gana de ser feliz).
Clair de Femme (1979, Dir. Costa Gavras)

Volando a San Salvador, 9 de Diciembre de 2012

El director griego Costa Gavras, de quien tengo pendiente hacer uno de mis ciclos porque lo merece, recupera en Clair de Femme (1979) la química del dúo Montand-Schneider que antaño explotara Claude Sautet para adaptar la novela homónima de Romain Gary. 


Constantinos Gavras

Es una de esas películas que analiza la soledad del ser humano ante un duelo y de la desesperanza ante la pérdida de un ser querido, la soledad de ella que ha perdido unos meses antes a su hijo en un accidente de tráfico y que se nutre de los recuerdos para dar un sentido a la vida, porque mientras ella lo recuerde, los que han muerto no habrán aún desaparecido, y la soledad de él que huye de su renuncia a su mujer tan solo unas horas antes, de la amputación de si mismo porque no se explica sin ella ya que ella leera dependiente y del miedo oculto a que quizás pueda incluso superarlo, en una vida que lo encorseta, que lo asfixia, que le deja solo una salida, la de buscar a su mujer en la primera extraña que se encuentre. 


Sin ser tan extremadamente “touchante” como lo pretende el director, y sin tener esa magia de otras películas que he descrito, tienen momentos muy sinceros y otros de una crudeza demoledora, siempre acompañados por el placer que supone observar a estos dos actores con un grado de madurez personal e interpretativa que en este caso da mucho encaje a la película; además está rodada en París, que si puede valer una misa, también puede valer ver esta película. 

No conozco demasiado a Costa Gavras, pero tiene esta películas aspiraciones de ser algo más… para mi gusto se queda corto de profundidad precisamente porque se pasa, de eso y de francesa, pero tiene frases y reflexiones que me han encantado porque hay que reconocerlo, son muy buenas, y que quiero compartir ahora que mis pies sobrevuelan el atlántico rumbo a Centroamérica.


La felicidad en pasado

Hay un momento en el que él entra en su casa por primera vez y la pregunta:

Momento en el que chocan y se produce el encuentro.
Este hecho se retoma en el apartado de La Fuga

YM: - Vous n’avez pas de chien? Non, non, rassurez vous, ce n’est pas une candidature. (No tiene perro? No, no, tranquila, no es una proposición.)

RS: - Heureusement, je ne saurais pas où vous mettre, vous prendriez trop de place. (Afortunadamente, no sabría donde ponerlo, ocuparía demasiado sitio).Ella lo dice con una amplia sonrisa, con esa franqueza que caracteriza a la actriz austriaca, y entonces él la contesta:

YM: - Quand vous souriez, on voit que vous avez été longtemps heureuse. (Cuando sonríe se ve que ha sido feliz durante mucho tiempo)


Esta reflexión es maravillosa; supongo que pocos hombres han podido observar eso en la sonrisa de una mujer, pero los que hemos podido siempre hemos quedado atrapados por esa imagen tan natural, tan desnuda, del ser humano que guarda en cautiverio secretos como este. La tragicomedia surge porque para ser capaz de observarlo se ha de haber subido y caído del cielo, solo alguien que ha sido feliz en pasado es capaz de reconocer a uno de sus semejantes, de ahí que el personaje de Montand reconozca en esa sonrisa todo lo que hay detrás. La frase y el momento que capta la cámara son de lo mejor de la película, con la mirada perdida posterior de ella al recordar que si, que en efecto lo fue, y la rotundidad de la sentencia que supone saber que ese tiempo nunca podrá volver.


El pecado original

La película es un constante pulso entre la lucidez del presente y la idealización del pasado, donde cada uno lucha con sus circunstancias frente a si mismo y esa expulsión del paraíso fruto de su particular pecado que lo atormenta. Llega un momento en el que ella le dice una frase tan demoledora que no creo que pueda ni comentarla, quien no la haya afrontado en esta vida o es un privilegiado -de éstos hay pocos- o es un conformista ignorante adicto al “ojos que no ven…” aunque morirá bien negándolo bien desconociéndolo, y a partir de esta frase por primera vez se impone la soledad de ella frente a la de él:

La película tiene dos apariciones fugaces de actores que
con el tiempo darán mucho que hablar... aquí se ve a un
reconocible Roberto Benigni haciendo de Barman italiano
y en otra escena apenas si se reconoce a Jean Reno que
interpreta a un policía. Por cierto, el nombre verdadero de
Jean Reno es Juan Moreno quien tiene ascendencia española.


RS: - J’aime un homme que je n’aime plus. J’essaie donc de l’aimer encore plus fort. Je vais vous faire voir ça de plus près. (Amo a un hombre que ya no amo. Así que intento amarlo más fuerte. Le voy a enseñar esto desde más cerca)

YM: - Je n’en demande pas tant. (No pido tanto)

RS: - Ça m’est égal ce que vous demandez ou ne demandez pas, il s’agit de moi maintenant. La fin du monde n’est pas seulement chez vous. Je vais vous présenter à mon mari. (Me da igual lo que pida o no pida, se trata de mi ahora. El fin del mundo no es solamente en usted. Le voy a presentar a mi marido)

YM: - Je n’ai aucune envie d’entrer dans ces détails. (No tengo gana alguna de entrar en esos detalles)

RS: - Ça va ami. Je vais vous montrer comment c’est chez les autres. Vous vous sentirez moins unique. (Tranquilo amigo, le voy a mostrar como es en casa ajena. Se sentirá menos único)

¿Porqué será tan difícil asumir que no somos tan especiales para nadie como para nosotros mismos? ¿Será por ese miedo a desaparecer, por el miedo a la muerte, que necesitamos creérnoslo?


La unicidad de la entrega

Es la entrega pregunta… como dijo alguien hace mucho tiempo a un amigo de la escuela… « Si hace poco decías que Xxxx era la mujer de tu vida, esta mujer quien es? ». El amor eterno y permanente es algo que todos o casi todos deseamos, encontrar un alma gemela que nos llene y que nos guie en el puente de la vida, y entonces surge la duda, porque si somos capaces de creernos un país, una nación, un equipo, una raza, una religión, y hasta una marca de pantalones, ¿porqué no creernos que hemos encontrado al alma gemela y autoconvencernos de ello? Como asumir que aquella a quien nos hemos dado es especial en parte precisamente por eso, que una unión no es ni más ni menos que un cruce de caminos en el que nos subimos al mismo coche y en otro en el que nos bajamos, sin destinos, que lo que elegimos tan pronto como lo cogemos lo soltamos, y que muchas veces es más un asunto de cabezonería, de egoísmo, de intereses comunes y de búsqueda de la eternidad que de otra cosa.

La fiesta de cumpleaños del marido de ella es totalmente surrrealista,
especialmente por la madre, un guiño evidente a Buñuel
RS: - Ça veut dire qu’il n’y aura jamais personne d’autre. Ça sera toujours elle. […] Vous lui avez tout donné Michel, il ne reste rien pour une autre. […] Je ne partirai pas aussi loin avec toi Michel. Il y a chez toi une telle ferveur d’aimer une femme, c’est trop bon, pars seul, je t’attendrai et on verra, pour l’instant tu n’es pas toi, tu es elle. (Eso quiere decir que no habrá nunca nadie más. Siempre será ella. […] Le has dado todo Michel, no queda nada para ninguna otra. […] No partiré contigo Michel. Hay en ti un fervor de amar a una mujer, es demasiado bueno, parte solo, te esperaré y veremos, por ahora tú no eres tú, eres ella).

YM: - Tu fais des contes, Lydia. Je te propose une aventure où seule la prudence risque de nous perdre (Te inventas cuentos –o también se puede traducir como “echas cuentas”-, Lydia, te propongo una aventura en la que solo la prudencia nos puede perder).


El problema es que los intereses muchas veces carecen de unicidad. Por ejemplo en la película hay un momento que ella le dice lo siguiente:

RS: - Le rôle de la femme consiste selon vous d’aider l’homme à survivre; je n’ai pas la vocation. (El papel de la mujer consiste según usted en ayudar al hombre a sobrevivir; yo no tengo esa vocación)
YM: - Pourtant vous êtes là. (Y sin embargo está aquí)

Si, se está, porque siempre hay uno que quiere más que el otro, siempre hay uno que quiere más y uno que se deja querer más. Yo muchas veces he pensado qué rol tomaba pero nunca lo he sabido observar, porque desde dentro y en presente es casi imposible saberlo, y muchas veces el tiempo te desvela secretos y te pone en un sitio que no te esperabas demostrándote que cualquier conjetura hoy puede valer muy poco mañana.


La fuga

El concepto de fuga también es muy recurrente en la película. Aquí no hay conejo, son dos Alicias que buscando su camino miraban a otro lado y al avanzar se chocan, caen al suelo, y se ayudan como pueden a levantarse, pero que una vez de pie no saben muy bien qué hacer, de ahí que él quiera avanzar sin pensar a donde y ella quiera primero pensar a donde para luego avanzar, y nuevamente llegan al mismo punto de partida, vuelven a estar solos aunque acompañados.

En casa de su marido, Romy Schneider es capaz de
mostrar la lucha interna que conforma el leikmotiv de su día a día





RS: - Je me demande si je ne prolonge pas pour faire du souvenir une raison de vivre. Autrement je ne saurais pas ce que je ferais là. Des témoins ont vu mon mari perdre le contrôle de sa voiture. (Me pregunto si no prolongo para hacer del recuerdo una razón de vivir. De otro modo no sabría lo que hago aquí. Unos testigos han visto a mi marido perder el control de su coche).
YM: - Il y roulait vite? (¿Conducía deprisa?).
RS: - Non, il avait même mis la petite sur le siège arrière. Peut-être était–ce déjà fini avant, lui et moi, et qu’il me faut cette excuse pour lui en vouloir. (No, incluso había puesto a la pequeña en el asiento trasero. Quizás estaba ya se había acabado todo antes, entre el y yo, y que me hace falta esta excusa para culparlo).
YM: - Dans ces cas là il faut partir loin. (En casos así hay que partir lejos).
RS: - Caracas?
YM: - Caracas…
RS: - C’est vraiment trop loin et, comme vous disiez tout à l’heure au café, il faudrait revenir. (Realmente es muy lejos y, como decías hace un rato durante el café, habría que volver).


Es verdad. El problema no es la fuga, el problema es el regreso. Lo peor nunca fue la reina de corazones, es el despertar, pero eso solo lo sabrá Alicia cuando esa primera noche apague las luces de su cuarto y se meta en la cama, sola con sus recuerdos.


Corolario

Montand en la película cita un verso -sin decir de quien- que resume magistralmente toda la esencia de la película y quizás toda la esencia de esta existencia que llevamos, con él me despido, no se puede decir nada más ni mejor:


“Un seul être vous manque et tout est dépeuplé”
L’Isolement, Alphonse de Lamartine

(“Un solo ser te falta y todo está despoblado“; El Aislamiento)

Romy Schneider


miércoles, 21 de noviembre de 2012

"It's 30 minutes away… I'll be there in 10" (Eso está a 30 minutos de aquí... llego en 10 minutos)
Pulp Fiction, 1994, Dir. Quentin Tarantino

San Salvador, 21 de Noviembre de 2012

Hoy he querido iniciar el artículo con una mención a esta obra del amigo Quentin Tarantino por el diálogo gastronómico que nos deja, por motivos que al llegar al final, se comprenderán... ¿Se nota que he salido tarde de currar, no he cenado y tengo hambre?

Cartel de Pulp Fiction
- Alright, well you can walk into a movie theater and buy a beer. And, I don't mean just like a paper cup, I'm talking about a glass of beer. And, in Paris, you can buy a beer in McDonald's. You know what they call a Quarter Pounder with Cheese in Paris?
- They don't call it a Quarter Pounder with Cheese?
- No, man, they got the metric system, they don't know what the fuck a Quarter Pounder is.
- What do they call it?
- They call it a “Royal with Cheese”.
- Royal with Cheese?
- That's right.
- What do they call a Big Mac?
- Big Mac's a Big Mac, but they call it “Le Big Mac”.
- “Le Big Mac”. What do they call a Whopper?
- I don't know. I didn't go into Burger King.


Y si hablamos de restauración y cine, el maestro es sin duda Claude Sautet, cuyo fin de ciclo me dejó un poco frío por instantes. La última etapa (1980-1995) tiene algún apunte interesante pero no aporta nada que no se haya visto ya en la década de los 70, son películas que se dejan ver (hay dos que ni eso), en la que cada una tiene un cierto encanto, pero en la que no alcanza ni la genialidad, ni la frescura, ni el brillo de las películas anteriores. 


Entrañable escena de Garçon! donde celebran una cena el personal del restaurante porque uno de ellos lo deja. Es sin duda el momento más natural de la película. Nuevamente Sautet retrata a la perfección le quotidien d'une brasserie sin tópicos; ni excesos, ni defectos.



Yves Montand y Jacques Villeret están geniales en Garçon!
La década de los 80 cuenta con tres películas. En Un mauvais fils (1980) me quedo con las reflexiones sobre hasta qué punto se le puede pedir a un hijo que sea responsable si uno mismo no lo es y la hipocresía de la sociedad con los que se ubican en los bordes de la misma, tratada sin complejos pero sin el exceso de "progresía" barata que tanto abunda en España. Garçon! (1984) es un tributo a lo que mejor hace Sautet, filmar en brasseries (cafeterías / restaurantes) ya que todo gira en torno a la vida y relaciones de un grupo de camareros/cocineros de una brasserie parisienne, sumado al placer de ver interpretar a Yves Montand y Jacques Villeret. Quelques jours avec moi (1988) es una película con un guión banal que cuenta una historia sin pies ni cabeza que no interesa a nadie, con una actriz que está muy sobrevalorada como es Sandrine Bonnaire (¿Qué le habrán visto a esta chica para que la den tantos y tan variados papeles?) y un Daniel Auteuil que hace lo que puede con el papel que se le da (me quedo en esta película con el papel y la actuación secundaria de Jean-Pierre Marielle, muy entrañable y de menos a más).



Emmanuelle Béart con esa mirada que la caracteriza
La década de los 90 cuenta con dos películas. Un coeur en hiver (1992) es la que más me ha gustado desde el Sautet reflexivo de los '70 aunque es fácil porque siempre es un placer disfrutar de la mirada de Emmanuelle Béart, El binomio antagónico Auteuil-Dussollier es creíble (le supuso el Cesar a mejor actor secundario a Dussollier), y el entorno musical con las sonatas de Ravel para violín acompaña a la perfección el peculiar ritual de seducción de un constructor de violines y una violinista (notable actuación de Béart en las escenas de interpretación musical que son muchas y no se recurre al tópico de primer plano y una doble). Es una película de director, donde el sello de Sautet queda patente (le supuso el Cesar a la mejor dirección) y es sin duda la más representativa de la era post schneider-piccoli. Y finalmente Nelly et monsieur Arnaud (1995) que es un petardo de film, los diálogos no aportan nada y son previsibles, la dirección tampoco aunque le dieran el Cesar al director, la actuación del actor principal es banal por mucho que los franceses en sus foros lo alaben y que también le dieran el Cesar (entiendo que en la moda progre que caracteriza al cine francés y español desde los 80, el argumento "mola" aunque sea más simple que pelar un plátano), el guión presenta incoherencias (¿Ella acepta sin más, sin dilemas morales, sin una charla con su pareja de la que está hastiada, un dineral de un tipo al que no conoce y que la mira con cara de viejo verde? Será que me falta sutileza... Camille, el personaje de Un coeur en hiver, tarda un tiempo en abrirse a un extraño que la intriga, se observa la lucha interior que la atenaza incluso cuando interpreta sus obras... pero aquí no hay nada de eso, es absurdo), y lo único que podría salvar la película, la existencia de química entre Nelly y Arnaud, ni se ve ni se espera... (después de ver la química entre Alicia-Phillip Winter en Alicia en las ciudades  de Wim Wenders, 1974, esta relación Nelly-Arnaud es patética). Nada, la realidad es que es una pérdida de tiempo, a pesar de sus premios, supongo que sucedió lo que siempre pasa, no se lo dieron en su día por las excelentes películas de los 70 y querían remendar la plana lo cual cuadra perfectamente con los Cesar, los Goya, los Oscar y todas esas convenciones de soplagaitas progres al servicios de la industria y la hipocresía. 


Uno de los sábados de octubre estuve cenando pupusas en Planes de Renderos, allí donde las pupusas de maíz típicas de El Salvador ameritan la fama que las precede. Planes, que se sitúa en lo alto de una loma volcánica al sureste de San Salvador, apenas si requiere 15 minutos de desplazamiento desde mi casa situada en la ladera del volcán que domina la ciudad, el Boquerón, en una noche de sábado, aunque lo de noche es literal, porque acudimos sobre las 7 a cenar. Las pupusas, a 60 o 70 centavos de dólar la unidad, son unas tortas de maíz rellenas. La más típica es la pupusa revuelta, rellena de chicharrón con frijol y queso, si bien hay de diversos tipos, desde queso con loroco a queso con ayote, o de frijol con chicharrón, y luego otras más “modernas” que omiten el queso o el frijol.


Mia (Uma Thurman) a Vincent Vega (John Travolta):
"Now I wanna dance, I wanna win, I want that trophy,, so dance good"
(Ahora quiero bailar, quiero ganar, quiero ese trofeo, así que baila bien)

La tortilla de maíz, esqueleto de la pupusa, es junto con el frijol la base alimenticia de un país que evita el hambre gracias a estos dos alimentos tan baratos como caloríficos, hidratos de carbono puros. Hoy en día hacen pupusas de arroz también, pero me quedo con las originales. El sitio al que fuimos era un lugar con mucho encanto, con una terraza desde la cual se dispone de una vista de San Salvador. Lástima que la noche y la neblina que se empezó a formar impidieran disponer de la vista en toda su extensión. De hecho, al llegar a casa, sobre las 9, empezó a tronar el cielo y unos relámpagos anunciaron lo que a la postre fue una enorme tormenta que a la mañana siguiente todavía daba muestras de su otrora fuerza en forma de riachuelos correteando por las calles.


Pupusas y otros alimentos típicos de El Salvador
como los frijoles, el platanito frito o el queso fresco
Las pupusas se han convertido en un plato extraordinariamente popular en toda Centroamérica y recientemente en los EEUU, donde los numerosos emigrantes salvadoreños, especialmente durante la guerra de los 80, fueron (y siguen yendo) en busca de fortuna. La verdad es que las había comido ricas, pero las de ese sábado fueron una delicia. Antes he omitido decir que siempre las sirven con un “curtido” (aparte) que es una ensalada de col generalmente con cebolla y zanahoria ralladas, todo ello macerado con un poco de chile que puede ser verde, o rojo, mucho más pequeño pero aún más picante; aunque el curtido no pica demasiado, o mejor dicho, depende de la cantidad de curtido que te eches, así pica. También dan una salsa de tomate deliciosa y que las deja más jugosas. Como se puede ver en la foto, ¡dan ganas de hincarlas el diente!


Pero volvamos a la película que da título al blog. El final de la siguiente escena de Pulp Fiction es espectacular, primero por lo que dicen "Pumpkin" (Tim Roth), cuyo apodo  significa "calabaza" en clara referencia al color de su pelo, y "Honey Bunny" (Amanda Plummer) que es el nombre de la novia de Bugs Bunny lo cual no deja de ser irónico.

Tim Roth y Amanda Plummer en PulpFiction
- Pumpkin: Everybody be cool this is a robbery! (Tranquilo todo el mundo, esto es un atraco)


- Honey Bunny: Any of you funckin' pricks move and i'll execute every motherfucking last one of you! (Que un solo jodido capullo se mueva, y me cargaré hasta el último bastardo de vosotros)

Y entonces entra el solo de guitarra de Dick Dale en Misirlou, con los gritos al aire dando entrada a la batería... y que por si sola transmite todo lo que acontecerá en la escena y en la vida de los personajes que allí se citan y de los cuales el director nos ha hecho un puzzle de mil piezas que nos da desordenadas para que nosotros las recompongamos, Tarantino que es un maestro en dotar de contenido a las canciones de sus películas, logra en una canción instrumentar relatarnos -como diría Vincent Vega- todo cuanto sucederá "en ese jodido instante en la cafetería"... 

John Travolta le debe mucho a este papel que fue una arriesgada apuesta del propio Tarantino, quien lo resucitó tras años en el ostracismo, años de pocos y pobres papeles...  además de romper la imagen de joven rebelde de películas quinceañeras tipo Saturday Night Fever (John Badham, 1977, Fiebre el Sábado Noche) o Grease (1978, Randal Kleiser) o comedias descafeinadas como el remake americano Look who's talking (Mira quien habla, 1989, Amy Heckerling) de la exitosa y enternecedora Trois hommes et un couffin (Coline Serreau, 1985, Tres hombres y un biberón), alternados con largos periodos de inactividad; Tarantino nos presenta un Travolta con una imagen renovada de si mismo, con una madurez personal e interpretativa... después vendrían papeles por doquier, éxitos de taquilla y maravillosas actuaciones como el eterno buscador de redención en A Love Song for Bobby Long (Shanee Gabel, 2004, Una canción del pasado).

Quizás el momento más estremecedor de la película sea cuando Travolta y Samuel L. Jackson desatan la "ira de Dios" asumiendo el brazo vengador tras la libre versión de las palabras de Ezequiel 25-17 que todos sabemos de memoria porque Jackson las recita y recita en la película, pero me puse a buscar lo que dice Ezequiel 25-17, que dice más o menos así: "Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira, y sabrán que yo soy Yavéh cuando haga mi venganza en ellos".


   

miércoles, 14 de noviembre de 2012

“Me pregunto si la gente pensará que eres mi padre”.
Alicia en las ciudades, 1974, Dir. Wim Wenders

San Salvador, 14 de Noviembre de 2012

El anterior artículo se planteaba preguntas sobre el género de esta gran película de Wim Wenders; éste adentra el film al laboratorio forense y lo disecciona...


Alicia

Alicia: ¿Has dormido bien? ¿No podrías haber dormido solo?
Winter: El sofá estaba ya ocupado. Lo tomaste primero.


Alicia en estado puro
Me persigue este nombre. Primero cuando vi la obra de Chabrol que me marcó, después cuando contra pronóstico dio título a este blog y ahora esta película… 

Alicia representa ese concepto de fuga que me seduce y aleja a la par, aunque la Alicia de Wenders es muy diferente al resto pues no es realmente Alicia sino que es su alter ego, mientras la Alicia de Chabrol es la pregunta, la Alicia de Wenders es la respuesta…


Alicia descubriendo
Aquí Alicia es Alicia de si misma y conejo del malogrado escritor Phillip Winter (cuyo corazón es tan frío como su apellido) quien se enfrentará al sentimiento de abandono a sus apenas 8 años y que, sin pretenderlo, catalizará la huida hasta poner en orden el mundo de Winter. 

En un foro de internet, muchos coinciden en que Alicia es esa niña a la que todos queremos apadrinar, yo no creo que sea posible, Alicia es esa niña que todos queremos que nos apadrine, nadie elige a Alicia, ella te elige o no, y si lo hace, si se entrega, alcanzas la redención que alcanza Winter. 



Wim Wenders
Actuación maravillosa. Decía otro forero que solo hay dos clases de niños en la gran pantallas: a los que adoras y a los que pegarías (al director, claro, por permitir semejante aberración). Coincido, con un matiz, muchos solo te dejan indiferente. Siempre he sido partidario de negar la actuación de los niños, porque los niños que hacen de niños, no actúan, solo son, o como mucho, juegan. 

Es como si a Lassie la considerásemos una de las mejores actrices perrunas, no, no actúa, juega, y es distinto. Es fácil saberlo porque Shia Laboeuf al que ya puse a parir (poco para lo que se merece) en otro blog hace lo mismo, y por lo tanto no podemos decir que actúe, si acaso podemos compararlo con Lassie… y ella ladra mejor...

Como decía hay dos clases de niños. No recuerdo en estos momentos una actuación infantil tan buena como la de esta desconocida , porque realmente no hace de niño, sino que realmente debe actuar. Aquí le doy una buena parte del mérito al director, e incluso a Rüdiger Vogler porque el nivel de actuación de una pareja viene determinado por el menor de los dos, y aquí es difícil decirlo. Ambos de quitarse el sombrero.



Phillip Winter

Alicia: ¿Qué te pasa?
Winter: Miedo.
Alicia: ¿Qué clase de miedo?
Winter: ¿Hay diferentes clases?
Alicia: Si.
Winter: Tengo miedo del miedo.

Rüdiger Vogler en el papel de Phillip Winter
Winter se dedica a hacer fotos con una polaroid (el encanto de las polaroid reside precisamente en comparar la foto con la realidad por la simultaneidad temporal del revelado, hecho que permite al director filosofar sobre la dicotomía derivada) y a buscar algo que le saque de su hastío… Es difícil no sentirse así, alienado por las ciudades impersonales que hemos creado, decepcionado porque las fotos nunca muestran la realidad (en un momento muestra hasta qué punto esto le provoca rabia e impotencia), irritado por la banalidad del contenido televisivo como ya pronosticaran a mediados del S. XX Orwell en 1984 y Bradbury en Fahrenheit 451, hastiado de todo y de todos, y en permanente búsqueda sin posibilidad de encuentro.



El viaje

El viaje se enmarca en un proceso interno que desgranaré con cinco escenas que me impactaron.

Escena 1: el espejo. Con un paisaje de fondo típico de la campiña holandesa y en pleno letargo provocado por un sempiterno estado de espera (espera a la llegada de la madre de Alicia que la ha abandonado en Nueva York con Winter horas antes de que despegue su vuelo a Ámsterdam), la niña coge la cámara y le saca una foto, la única foto que saca en toda la película (él antes de eso ha sacado multitud de fotos, todas ellas de objetos inanimados, muertos, incluso algunos, como las luces de neón, que pretenden engañarnos y aparentar una calidez que no poseen).

Cuando él la coge ve el reflejo de la imagen de Alicia que se superpone a su propia imagen con destellos del sol sobre el recubrimiento del papel fotográfico, la sinestesia se ha iniciado, es un guiño a la caída de Alicia en la madriguera, el clarín que anuncia el cambio, la malvada bruja ya no está sola frente al espejo, su imagen se desdobla, se difumina, se entremezcla, su identidad anclada en la soledad se resquebraja y con ella ese castillo de arena infranqueable, su viaje a ninguna parte cambia de rumbo y encuentra su propia Ítaca, solo que él nunca lo hubiera logrado, necesitaba al conejo… Alicia ya forma parte de él, solo que no lo sabe…



Escena 2: la negación. Todo cambio es traumático, toda pérdida es un drama a gestionar y Winter pierde el único sentido que le daba a la vida que no es sino -paradógicamente- constatar y confirmar a cada instante la ausencia de un sentido. Como le dijo su amiga en Nueva York, esa es la única manera que tiene de sentirse vivo; en el fondo hace fotos de la realidad porque él se siente una foto más, su vida la percibe como una imagen vacía de lo que debería ser la vida “real”. En el aeropuerto de Ámsterdam, Alicia se encierra en un locker del baño femenino. Winter la sigue e inician una conversación desesperada. Acaban de saber que su madre la ha abandonado y se niegan a aceptarlo. Él porque de repente siente que tiene una responsabilidad hacia alguien y eso le abruma; ella porque necesita una identidad. En el fondo ambos son almas gemelas sin saberlo, él porque la perdió y no la busca, ella porque nunca la tuvo y la persigue. Winter se deja caer en el baño y acaba renunciando a su identidad, la soledad, para que ella pueda alcanzar la suya, la esperanza. Alicia solo vive si sueña y él solo si niega la posibilidad de soñar… Es la eterna lucha entre Seth y Horus, caos y orden, y finalmente Winter deja que Alicia penetre en su interior por primera vez…


Alicia y Winter al inicio de la sesión de fotos
Escena 3: Mimesis. En pleno viaje un fotomatón. La escena es simple, ambos serios en las primeras fotos hasta que Alicia sonríe y finalmente él lo hace, no la imita, no la sigue, realmente lo siente. La Alicia-Conejo le ha mostrado el camino.


Escena 4: Metamorfosis. En pleno viaje un rótulo de ejercicios en un parque. Nuevamente la escena es simple, Winter realiza ejercicios y Alicia le imita, y Winter por primera vez sin necesidad de ella se libera, lo vive, lo disfruta, se acaba quitando el jersey y lo lanza… el aprendiz se convierte en maestro y asume lo que siempre debió ser, adoptando el papel de conejo para Alicia.


Alicia observa la prueba de su nueva identidad binomial
Escena 5: El descubrimiento. Una mujer en un parque queda prendada de la calidez de Alicia y Winter y por su sentido maternal y protector les invita a cenar y dormir a su casa. Al amanecer Alicia se despierta algo desorientada, por primera vez no divisa a Winter al abrir los ojos, entonces comprende, abre la maleta y escoge un vestido, es su primer acto de feminidad, abre la puerta del dormitorio y se acerca a la cama donde ambos amantes duermen, despierta a Winter que quiere seguir durmiendo pero ella insiste en marcharse, y, al final, surge la verdadera pregunta: “¿No podrías haber dormido solo?”. La niña abre la puerta a la mujer que algún día será. El Winter de antaño no hubiera contestado, o hubiera ironizado, o hubiera dicho un simple “no”, pero el nuevo Winter se siente incómodo lo cual supone aceptar el derecho de Alicia a hacerle esa pregunta. 

La transformación es ya total, el vínculo se ha formado, el círculo se ha cerrado. Él se justifica: “El sofá ya estaba ocupado. Lo tomaste primero”; haciéndolo, Winter reconoce el derecho de Alicia y su obligación hacia ella. Ha encontrado su identidad. Su viaje por el país de las maravillas ha concluido.

Alicia y Winter

Alicia y Winter

 

martes, 13 de noviembre de 2012

"Perdiste el Norte cuando perdiste tu sentido de la identidad. Y eso pasó hace mucho. Por eso necesitas pruebas, pruebas de que aún existes, por eso sigues tomando fotos, para probarte después que fuiste tú quien realmente vio algo."
Alicia en las ciudades, 1974, Dir. Wim Wenders


San Salvador, 13 de Noviembre de 2012

El 7 de Noviembre Centroamérica estornudó. 

Un terremoto de escala 7,5 en Guatemala se sintió en San Salvador durante unos 30 segundos. Parecen pocos, muy pocos, pero cuando la tierra tiembla, se hacen largos. Yo, cual Alicia en el país de las maravillas, en mi mundo, los vivo con... como llamarlo... ¿expectación? ¿incredulidad? ¿interés de lo desconocido? Si no fuera porque sé las consecuencias que tiene, sin ir más lejos este terremoto deja más de 50 muertos en el país vecinos, diría que es increíble ver como la tierra nos recuerda quien manda, lo diminutos que somos... Podemos hacer daño a la fauna, a la flora, ¿pero a la tierra? El día que se canse nos manda a todos al cuerno y vuelve a empezar con otras especies. Quizás ya lo hizo anteriormente y somos los segundos o los terceros o a saber... Tengo mis teorías respecto a las pirámides que se aprecian en todo el mundo, bien sea en superficie o bajo el agua, pero cuando la Tierra tiembla, no somos nadie.


Yella Rottländer en la comisaria
Alicia experimenta de nuevo el sentimiento de abandono
Ayer viaje al corazón de una niña de la mano de Wim WendersAlicia en las ciudades no es una obra maestra del cine, pero es de una calidez sobrecogedora, lo cual puede ser mejor en según qué momentos...

La trama es sencilla, un escritor alemán viaja por EEUU en busca de inspiración pero no logra escribir nada… Frustrado, decepcionado, y tras gastar todo el anticipo de la editorial, decide volver a Alemania. En el aeropuerto de Nueva York conoce a una mujer soltera con su hija con quien pasa la noche porque cancelan el vuelo. La mujer le deja al cargo de la niña unas horas pero nunca regresa por lo que ambos inician un viaje en busca de la casa de su infancia por la vieja Europa.


Con un argumento tan básico, con pocos pero muy bien hilados diálogos, con las imágenes justas, con unas actuaciones maravillosas y un sello de director que se percibe aunque no apabulla, nace esta película de la que hablaré por partes. Hoy a modo de introducción y mañana más detalladamente...


El género

Easy rider
Hay dos tendencias marcadas de road-movies, los viajes introspectivos y los viajes de aventuras. El ritmo generalmente marca la tipología y permite encasillar cada film; aunque lo normal es que en las introspectivas sucedan hechos, acciones u aventuras que son el germen de las introspecciones y que en las de aventuras se alternen momentos introspectivos si bien de una profundidad menor y, conscientes, de que el público que asiste no busca un significado sino simplemente una tregua. 

Además hay mucha controversia en donde empiezan y acaban las road-movies; mientras hay gente para la que las escenas en carreteras deben ser al menos un 33% de la película, hay gente como yo que entendemos que la importancia radica en la búsqueda, en el viaje, como ya advirtiera Konstantinos Kavafis en su poema Ítaca. Hay muchas de éstas que para mi fracasan, y normalmente son bien aquellas que pretenden ser lo que no son o bien aquellas cuyo guión es malo…


Barry Newman y el Dodge Challenger R/T en Vanishing Point
Es el caso de Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991) que no se define claramente por un estilo aunque sé que mucha gente la idolatra y que en su día desató pasiones entre el público femenino (el trasero de Brad Pitt tiene la culpa) aunque para mi ha envejecido muy mal (como era de esperar porque es bastante flojita, lo único novedoso es que por primera vez la road-movie la protagonizan mujeres lo cual en el siglo XXI como que es superfluo), o Vanishing point (Richard C. Sarafian, 1971) que es considerada película de culto en la materia, e incluso hubo quien la consideró en su día como la “easy rider” en 4 ruedas, aunque presente un guión mediocre con dirección mediocre y actores que hacen lo que pueden ante un iniciio y final mediocres, o El incidente (M. Night Shyamalan, 2008, The happening) que pretende ser un thriller pero cuya ausencia de contenido es tan flagrante que el suspense radica en cuando se va a terminar... Por supuesto hay muchas más, si bien no creo que merezca la pena mencionarlas.


Christian Slater y Patricia Arquette en Amor a Quemarropa
Otras apuntan pero no rematan y según cual y quien sea el espectador se fijará más en lo que aportan o en lo que omiten… Es el caso de Little Miss Sunshine (J. Dayton y V. Faris, 2006) que pretende ser introspectiva pero que se queda a medias (lástima, porque podría dar mucho más de si), o Un mundo perfecto (Clint Eastwood, 1991) que no deja de ser un pseudoremake de la película de Wim Wenders con la estética de los 90, yanqui, sensiblera en el mal sentido del término y menos natural (se dramatiza para emocionar, por lo que se pierde pureza a mi criterio, sin que por ello no sea un film que merece la pena ver), o Rain man (Barry Levinson, 1988) que no sabría muy bien si definirla como road-movie pero que en cualquier caso tiene mucho encanto pese a que alterna grandes momentos con otros insustanciales, o Diarios de motocicleta (Walter Salles, 2004) que va de más a menos a medida que se politiza, o Amor a quemarropa (Tony Scott con guion de Quentin Tarantino, 1993) que entretiene y es muy recomendable para un sábado noche en casa pero que podría dar más de si, etc.


Pero hay unas cuantas elegidas que se han ganado por un motivo u otro su espacio en el  mundo del cine. De acción citaría a la mítica Easy Rider (Dennis Hopper, 1969), Mad Max II (George Miller, 1981), y a otro nivel, El diablo sobre ruedas (Steven Spielberg, 1971, Duel) que sin ser nada del otro mundo (siendo peor que otras su carácter pionero la ubica en esta categoría) logra a la perfección lo que pretende: entretener y angustiar, por lo que no es hipócrita como Thelma y Louise; incluso las hay que logran encontrarse a si mismas apoyándose en ambas categorías como Camino a la perdición (Sam Mendes, 2002). En cuanto a introspectivas me quedo con esta Alicia en las ciudades (1974) y París, Texas (1984), ambas de Wim Wenders (autor que por buscar la excelencia alterna peliculones con petardos), y con The straight story (David Lynch, 1999, Una historia verdadera); ambas me parecen joyas del cine de autor y del cine por y para el ser humano. No creo que se pueda decir mucho, lo mejor es verlas, una y otra vez si se quiere. Yo, anoche, me vi la primera dos veces seguidas y me gustó más aún la segunda que la primera…

The straight  story, Dir. David Lynch

A modo de corolario, toda road-movie debe mirar a la obra primogénita, la Odisea de Homero, la cual evidentemente abarca todo, tanto acción como introspección, recordándonos una vez más que todo está inventado ya y que cambiamos por fuera, pero por dentro nada cambia…